Érase una vez un continente dominado por la voluntad de los hombres bajo la luz de dos lunas, un lugar en el que las demás razas y subrazas se encontraban sometidas a la superioridad humana. Hasta que un buen día, el pecado de la Avaricia se presentó con forma de joven humano ante los elfos, que residían en paz y armonía en las Tierras Libres con el resto de las criaturas.
La Avaricia aseveró haber encontrado un racimo de uvas encantado en el bosque, un fruto que, según contaban los inmemoriales mitos, dotaría de eterna sabiduría y conocimiento al regente que lo ingiriese, haciéndole llevar a su pueblo a la perpetua gloria.
En aquellos años, la raza élfica era una, y como tal, permanecía unida. Pero el matrimonio de reyes élficos se dividió, adoptando cada uno una postura completamente opuesta al otro respecto al obsequio ofrendado. Edwyrd, el rey, ansiaba probar las uvas; y Elvandaruil, la reina en las sombras, era contraria a esta misma decisión.
Edwyrd III o Edwyrd Aelasar, alentado por una pequeña parte de la comunidad, probó la fruta, dando a luz a una nueva subraza élfica: los elfos oscuros. Las uvas, que mostraban un profundo color negro, eclipsaron y enfriaron el corazón de aquel ser, que a partir de ese preciso instante, sólo ansió poder y venganza, quebrando la paz que emanaba el lugar y declarándole la guerra a los hombres.
Las criaturas se enfrentaron, produciéndose bajas, heridos, desaparecidos y prisioneros en todos los bandos. Los elfos originales, ahora conocidos como elfos de luz y guiados de forma inicial por Elvandaruil Aelasar, huyeron a las tierras del oeste, originando el reino de Leukós. Los elfos tenebrosos se asentaron en la gélida región de Noctem. Y los hombres que lograron escapar a la ira élfica, fundaron Libra junto con los enanos, que temerosos de sufrir represalias a consecuencia de que el portador de las uvas mostrase su rostro, formaron una alianza con los humanos.
La calma que predominó en Lathenia durante los cinco breves siglos posteriores a la Gran Guerra se ha roto de forma irreparable recientemente. La primogénita que tuvo Edwyrd después de disolver el lazo con Elvandaruil, Faunalyn, se enamoró perdidamente de uno de los presos humanos, ayudándole a escapar y sembrando la semilla de lo que actualmente es el territorio neutro. A cambio, le pidió matrimonio, proponiéndole una boda que serviría de nexo de unión entre Libra y Noctem y de paz general en el continente.
Septimus El Inmortal, como fue conocido a partir de entonces debido a que con el lazo adquirió el mismo beneficio de los elfos, cedió el trono a uno de sus más fieles y capacitados consejeros hasta que Valrak, su único descendiente, cumplió la mayoría de edad y pudo hacerse cargo del mismo. Septimus decidió separarse de su hijo para mantener la neutralidad de Libra. A día de hoy se encuentra en paradero desconocido, probablemente fallecido en combate o asesinado, y es considerado un héroe de guerra a ojos de todos.
Septimus El Inmortal, como fue conocido a partir de entonces debido a que con el lazo adquirió el mismo beneficio de los elfos, cedió el trono a uno de sus más fieles y capacitados consejeros hasta que Valrak, su único descendiente, cumplió la mayoría de edad y pudo hacerse cargo del mismo. Septimus decidió separarse de su hijo para mantener la neutralidad de Libra. A día de hoy se encuentra en paradero desconocido, probablemente fallecido en combate o asesinado, y es considerado un héroe de guerra a ojos de todos.
Faunalyn la Oscura |
NOTA: Recomendamos leer el apartado 'Trama de Lathenia' para entender los pasos que está siguiendo el rol.
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